SOY PACIENTE1,13
Convivir
Cuando recibimos un diagnóstico de cáncer, aparecen muchas emociones: es completamente normal sentirse asustado, triste o incluso enfadado. El tratamiento implica cambios físicos y químicos en el organismo, que también van a afectar a las emociones: aceptar tus sentimientos te ayudará.
Sentir angustia es parte del proceso, pero puede ser difícil manejarla: si te ves incapaz, consúltalo con un profesional sanitario. Para gestionar la angustia, podemos llevar a cabo las siguientes acciones:
Practica técnicas de relajación, meditación, yoga, o actividades como leer o escuchar música, cuidar de una mascota pueden ayudar a aquietarte. También puede ayudar el conversar sobre tu enfermedad con alguien cercano y con quien te sientas cómodo.
Vive el “día a día”: es más sencillo afrontar la enfermedad estableciendo hitos cercanos en el tiempo.
No te sientas mal por no poder mantener constantemente una actitud positiva: convivir con el cáncer es una montaña rusa de emociones, y el sentirse decaído no tiene relación con que la enfermedad empeore.
Evita sufrir en silencio: busca apoyo en familiares, seres queridos, amigos, médicos… Las asociaciones de pacientes pueden ayudar mucho porque entienden perfectamente por lo que estás pasando.
No ocultes tus preocupaciones o síntomas tanto físicos o psicológicos a tu cuidador o persona más cercana: pídele que te acompañe a las consultas y escuche e incluso tome notas de las indicaciones que dé el médico, a veces los pacientes no escuchan “todo” lo que se dice y se quedan con parte de la información o lo interpretan de forma equivocada; tu acompañante puede ayudarte a recordar lo que en realidad se ha hablado.
Nunca sustituyas tu tratamiento oncológico por terapias alternativas.
Compartir
- Hoy en día es frecuente que las personas hayan vivido la experiencia de ser informadas sobre que alguien cercano tiene cáncer. Solo tú puedes decidir cuándo comunicar tu diagnóstico y a quién.
- Ten en cuenta que compartirlo con las personas queridas y más cercanas puede ayudarte a comprender mejor lo que está sucediendo.
- Puedes pensar con antelación cómo lo vas a plantear, en función del perfil de persona a quien desees decírselo.
- Piensa qué cantidad de información quieres compartir: qué tipo de cáncer es, tratamientos que conlleva, etc.
- Si tienes hijos, es importante decírselo, adaptando el mensaje en función de su edad. Los niños perciben que algo pasa, y la falta de información les puede provocar angustia.
- Habla de tus sentimientos con las personas más cercanas, a veces es difícil, pero te ayudará a gestionar mejor las emociones.
- Encuentra a esa persona o personas de tu confianza con las que puedas hablar siempre que lo necesites. Si involucras a otras personas y las mantienes informadas de todo aquello que acontezca relativo a tu enfermedad, el poder compartir su fuerza y preocupaciones será muy útil y aliviará tu carga.
- Es posible que no tengas la necesidad de compartir tu enfermedad con todo el mundo, y también es correcto el no hacerlo. También puede ser una oportunidad para ser más abierto, sobre todo con aquellas personas más cercanas a ti.
- Las asociaciones de pacientes son un buen lugar donde compartir tus sentimientos y experiencias con otras personas que están pasando por la misma situación. Por ejemplo, en la Asociación Española de Afectados de Cáncer de Pulmón (AEACaP) resuelven consultas acerca de la enfermedad y prestan apoyo psicológico. Si no te apetece hablar, manifiéstalo sin rodeos, y si es necesario busca a alguna persona cercana que actúe como portavoz, informando a todos aquellos que estén preocupados o quieran saber de ti. Estar hablando constantemente de los detalles de tu enfermedad puede llegar a ser agotador emocionalmente hablando.
Permitir que te ayuden
- Seguramente, muchas personas de tu entorno te van a preguntar qué pueden hacer para ayudar: puede que en un primer momento respondas que no es necesario y agradezcas la intención. Pero el ofrecimiento de ayuda de la mayoría de las personas es real, piensa y trasládales las necesidades que probablemente puedas tener y en las que te puedan echar una mano.
- Sé lo más específico posible en cuanto a qué tipo de ayuda puedas necesitar, por ejemplo: transporte para hacerte algunas pruebas en el hospital, cuidado de los hijos, etc. O a lo mejor todavía no sabes en qué te van a poder ayudar: igualmente manifiéstaselo así, y dales la oportunidad de que hagan algo por ti.
- Sobre todo, si eres una persona que vive sola, es probable que tengas necesidad de ayuda adicional en algún momento durante el proceso: acéptala.
Hacer vida lo más normal posible
- Siempre que puedas, mientras estás recibiendo el tratamiento permítete a ti y a los tuyos llevar una vida lo más normal posible: realizar las actividades de ocio con la familia y amigos, salir de viaje, hacer ejercicio, ocuparse de las tareas rutinarias domésticas, etc. Será beneficioso para todos, sobre todo para los más pequeños de la casa.
- Sé consciente de que en ocasiones no tendrás mucha energía y no podrás hacerlo todo: házselo saber a quienes te rodean y comparte tus emociones y sentimientos con ellos, será más fácil que todos puedan asimilarlo y puedan ayudarte en esos momentos.
Buscar ayuda profesional
Para algunas personas el proceso de la enfermedad puede ser difícil de sobrellevar. Es normal sentir tristeza, ira o dolor. Pero si estos sentimientos se prolongan en el tiempo más de lo debido, o impiden realizar las actividades cotidianas, puede convertirse en depresión. Es importante estar pendiente de los signos ante los que es conveniente buscar ayuda profesional:
Sentirse triste, desesperado o "vacío" durante muchos días y la mayor parte del tiempo.
Desinterés total por aquellas actividades que antes eran de tu agrado.
Sentirse sin energía ni ganas de hacer nada prácticamente todos los días, o por el contrario estar inquieto constantemente.
Sentimientos de culpa por la enfermedad que no cesan.
Problemas de memoria, dificultad para concentrarse o para tomar decisiones.
Cambios de humor exagerados, pasando desde la profunda tristeza a periodos de mucha agitación.
Pérdida de peso rápida y drástica, sin estar a dieta, o bien un aumento llamativo de peso en un corto periodo de tiempo (*).
Cambios en el sueño: problemas para dormir, sueño intermitente, despertar exageradamente temprano o dormir demasiadas horas (*).
(*) Estos problemas también pueden aparecer por efecto de los tratamientos o del propio tumor, por eso es importante consultar al profesional sanitario para saber el origen de estos síntomas.
Sobre todo, debes estar atento a la aparición de estos síntomas si en el pasado tuviste ansiedad o depresión. Si fue así, compártelo con tu médico, para que en caso necesario pueda darte las indicaciones oportunas para sobrellevar la situación.
TRABAJO1, 18
Algunos pacientes siguen trabajando durante el tratamiento del cáncer de pulmón. Cada caso
es muy particular, así que lo más recomendable es comentarlo con el oncólogo, para que pueda
asesorarte y analice contigo pros y contras.
Por ejemplo, algunos tratamientos pueden tener efectos secundarios que afecten para la
realización de algunos trabajos, o quizás te recomiende que no realices determinadas actividades
para que no afecten a tu salud.
Si quieres y puedes trabajar, aquí tienes algunas recomendaciones para hacerlo de la forma más correcta:
- Averigua si puedes trabajar en remoto algunos días o si puedes flexibilizar horarios.
- Revisa tus tareas con tu supervisor por si fuera necesario realizar modificaciones para adaptarlas a tu situación actual, y si es factible hacerlo.
- Si crees que es lo mejor, informa a tus compañeros sobre tu situación, podrán ayudarte de manera más eficaz si son conscientes de tus circunstancias.
- Mantén al tanto a tus colegas sobre tus posibles ausencias o modificaciones de, así como sobre los asuntos que estás gestionando para que, en caso necesario, puedan hacerse cargo de los mismos.
Cómo contárselo a tus compañeros de trabajo
- Si decides hablar con los compañeros y explicarles que tienes cáncer de pulmón, puedes abordarlo de distintas formas en función de la cantidad de información que les quieras trasladar: puedes, por ejemplo, hacerlo de forma individual y explicárselo según la cercanía con cada uno, o convocar una reunión y hacerlo de forma colectiva, o confiar en un compañero que actúe de portavoz y se lo vaya explicando a los demás.
- Debes estar preparado para sus reacciones: algunos puede que se sientan incómodos porque no sepan qué decir, otros quizás tengan algún caso cercano de paciente de cáncer y entiendan mejor la situación.
- Sobre todo, no te sientas presionado, háblalo cuando y con quién consideres que debes hacerlo.
Referencias:
1. Contarle a otros acerca de tu cáncer. American Cancer Society. Disponible en: https://www.cancer.org/treatment/understanding-your-diagnosis/telling-others-about-your-cancer.html
3. Cambios emocionales. American Cancer Society. Disponible en: https://www.cancer.org/treatment/treatments-and-side-effects/physical-side-effects/emotional-mood-changes.html
18. Trabajar durante el tratamiento del cáncer. American Cancer Society. Disponible en: https://www.cancer.org/treatment/survivorship-during-and-after-treatment/coping/working-during-cancer-treatment.html
ES-18998 MAYO 2022